Siempre perdiendo algo.

Cada vez que uno decide pierde algo. He perdido algo y he elegido el status quo. Ha sido de lo más difícil que recuerde me haya pasado en la vida. Pero con cada decisión hay una toma de conciencia y una vuelta de rosca a lo que tenemos y a lo que podemos.

Siento que no se puede hacer lo que uno quiere, porque las subjetividades son tanto más poderosas que una voluntad sana y buena. Los demás son muy fuertes, porque son todos y uno solo no puede hacerles frente de manera convincente... A veces ni siquiera nos damos cuenta de que vivimos bajo semejante presión. Pero hay que vivirlo igual, hacer fuerza para que la presión no nos haga chiquitos y meterle pata.

Mañana, hoy, ayer... Todos momentos que me confunden y que van a seguir haciéndolo. Nunca me había pasado que no estar solo me confunde de tal manera. Y las compañías son por demás irresponsablemente tentadoras, pero en momentos así uno debería madurar... No quiero madurar. Soy como una palta a la que hacen madurar a golpes... Eso no es madurar, es envejecer y cada día me siento más viejo, menos apto para llegar a ser lo que quiero ser. Pero eso es crecer, eso es aprender, así es el paso de uno por el nefasto valle de lágrimas al que nos sometemos con el involuntario acto de nacer... Yo no quiero ésto...

Volví a crecer, a envejecer. Volví a perder algo que no creo pueda recuperar. Y no soy el único, simplemente soy uno que eligió, porque podía, pero eso mismo me ha hecho nuevamente perdedor. He perdido algo que no voy a recuperar y ese algo me perdió. Así tan espontaneo, así tan inigualablemente yo... Yo como nunca voy a volver a ser, porque indudablemente al elegir me perdí a mi mismo.