Colisión y confort.

Duele, me hace vivir... Pero duele. Lastima y me despierta, pero a costa de una cicatriz.
Me despierto con tus pies en mis manos y me duermo nuevamente con tus manos transpiradas, con un beso eternamente fresco y otro enteramente insustancial y silencioso. Todos los besos que me hacen sentir tan "así", tan fresco, tan insustancial, tan ensordecedoramente mudo.

Me muevo por el hedonismo y por la culpa. Sólo me motiva pedir perdón y entregar perdones, aunque ésto es puramente pasajero, como el resto de las cosas. Y por eso es que voy a mantener (o por lo menos seguir intentando) el equilibrio y la buena voluntad.

Esto ha sido dolorosamente revelador. Bastante más duro que una película de Tarantino y mucho más trágico... Pero muy insitante a valorar el cómo y el cuándo, mucho más que el para qué.

Por un instante deseaba haber muerto, pero instantáneamente deseaba la vida eterna y festejaba haber nacido, porque sólo así te podría haber conocido y sólo así podría haber disfrutado de lo que hemos disfrutado y de lo que vamos a disfrutar.

Acompañame. Nos esperan mil colisiones y todo el confort de las mismas.