viernes, enero 21, 2005

Como se complica el mundo cuando somos 3...

Las cosas corren suavemente y sin chirriar cuando somos 2... A veces ni así... La velocidad de las situaciones aumenta vertiginosamente cuando ya somos más de 2... Me cuesta incorporarme y recapitular.

Súbanse al "tren de la desdicha" junto a mi. Es un viaje de ida a un lugar tenebroso y lúgubre, donde todo es divertido y todos la pasan bien, menos uno.

¿En qué se ha convertido mi tiempo? Sólo en fugaces centellas de dicha y de rigor. Alegría y desencanto van de la mano por una calle de tierra... Yo veo como pasan y saludo, pero no saludan de vuelta. Estoy en un estado de narcosis... Una vez y otra... Nadie parece notarlo, pero ésto se presenta y me sobrepasa, tanto en mis aptitudes, como en mis pseudo rectitudes.

Soy cenicienta sin hermanástras... Sin madrástra. Soy caperucita sin abuela... Ni canasta. Soy un molde listo para ser rellenado con la pasta que engendra vida, pero no estoy listo para vivirla... ¿O si?...
Si. Si estoy listo. He nacido listo para ésto. Toda mi corta vida ha sido un preludio para éste momento. Soy yo en mi mejor momento y en la mejor etapa de las que vienen con el paquete que llamamos vida.

Por vos, por ellos, por ellas, por mi, por nosotros. Yo me levanto, miro y descargo con furia el harpón sobre la sirena que me sedujo y me hundió. Todas mis deudas están saldadas. Mis heridas cicatrizadas y, a la vez que han sanado, me han dejado un recordatorio de lo que no debo volver a hacer... Estoy listo para las nuevas cicatrices, para los nuevos desafíos. Esas batallas imposibles de concretar. Concertadas y delimitadas en mi cabeza y batalladas en mi vientre, junto a mis pulmones y mi corazón. El cerebro fue un vil testigo de los cruentos instantes de mis batallas personales.

Yo soy otra persona. Una mejor persona. El contenido es el mismo, pero la escencia cambió.